Oración de san Anselmo búsqueda del Rostro de Dios salmo 26

 Deja por un momento tus preocupaciones habituales, hombre insignificante; entra por un instante dentro de ti mismo, alejándote del tumulto de tus pensamientos confusos y las preocupaciones inquietantes que te oprimen. Descansa en Dios por un momento, descansa sólo un instante en Él.
Entra en lo más profundo de tu alma; aleja de ti todo, excepto a Dios y lo que te pueda ayudar a encontrarlo. Cierra la puerta de tu habitación, y búscalo en el silencio. Di a Dios con todas tus fuerzas, díselo al Señor: "Busco tu rostro. Tu rostro busco. Señor".
Y ahora. Señor y Dios mío, enséñame cómo y en dónde tengo que buscarte, en dónde y cómo te alcanzaré.

Si no estas en mí. Señor, si estas ausente, ¿en dónde te encontraré? Si estás en todas partes, ¿por qué no te haces aquí presente? Es cierto que habitas en una luz inaccesible, pero ¿en dónde está esa luz inaccesible? ¿Cómo me acercaré a ella? ¿Quién me guiará y me introducirá en esa luz para que en ella te contemple? ¿En qué huellas, en qué signos te reconoceré? Nunca te vi. Señor y Dios mío, no conozco tu Rostro.

Dios Altísimo, ¿qué hará este desterrado Iejos de Ti? ¿Qué hará este servidor, sediento de tu amor, que vaga lejos de Ti? Desea verte, y tu Rostro está muy distante de él. Desea reunirse contigo, y tu morada es inaccesible. Arde en deseos de encontrarte, e ignora dónde moras. No suspira, sino por ti y nunca vio tu Rostro.

Señor, Tú eres mi Dios. Tú eres mi Señor, pero no te conozco. Tú me creaste y me redimiste. Tú me diste cuanto tengo, pero aún no te conozco. Fui creado para verte y aún no pude alcanzar el fin para el que fui creado.

Y Tú, Señor, ¿hasta cuándo nos olvidarás, hasta cuándo esconderás tu Rostro? ¿Cuándo mirarás hacia nosotros? ¿Cuándo nos escucharás? ¿Cuándo iluminarás nuestros ojos y nos mostrarás tu Rostro? ¿Cuándo responderás a nuestros deseos?

Señor, escúchanos, ilumínanos, revélate a nosotros. Atiende a nuestros deseos y seremos felices.
Sin ti, todo es fastidio y tristeza. Compadécete de nuestros trabajos y de los esfuerzos que hacemos para llegar a Ti, ya que sin Ti nada podemos.

Enséñame a buscarte, muéstrame tu Rostro, porque si Tú no me lo enseñas no te podré encontrar. No te podré encontrar si Tú no te haces presente. Te buscaré deseándote, te desearé buscándote. Amándote te encontraré. Encontrándote, te amaré. Amén.

San Anselmo. (basado en el Salmo 26)

Comentarios

Entradas populares de este blog

ORAR CON EL SALMO 1